martes, 17 de mayo de 2011

LOS INCAS



 Introducción:
Los pueblos que habitaban América antes de la conquista europea tenían diversas formas de organización económica, social y política.  Algunos habían desarrollado sociedades urbanas y otros sólo practicaron una agricultura simple o eran cazadores y recolectores. Los aztecas y mayas, en la región mesoamericana, y los incas, en la andina, desarrollaron sociedades urbanas.  En estas sociedades, la construcción de complejas obras de riego y la aplicación de técnicas agrícolas habían favorecido el crecimiento constante de la producción agrícola y de la población.  Se habían desarrollado las ciudades y la organización social estaba fuertemente jerarquizado.

Entre los aztecas y los incas, como entre los mayas, los guerreros y los sacerdotes conformaban el grupo privilegiado y ejercían el gobierno.  La mayoría de la población, compuesta por campesinos y trabajadores urbanos, debía entregar fuertes tributos en productos y trabajo.  





Estas sociedades estaban organizadas y gobernadas por fuertes Estados teocráticos, llamados así porque toda la autoridad residía en los sacerdotes y porque el jefe del Estado era considerado como un dios.  Por esto, las primeras ciudades se organizaron alrededor del centro ceremonial o templo.  Los templos eran edificios que tenían funciones religiosas y también económicas, dado que almacenaban y distribuían los productos tributados por los campesinos.
A la llegada de los españoles, las únicas sociedades urbanas que existían en América eran la azteca y la inca; la cultura maya había desaparecido en el siglo XI d.C.
La mayoría de los pobladores de América vivían de una agricultura simple, de la caza y de la pesca de animales y de la recolección de frutos.  Muchos de estos pueblos eran nómadas y prácticamente no existía la división del trabajo.  Estaban distribuidos a lo largo de todo el continente americano, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. 
La organización jerárquica de la sociedad.  Las sociedades azteca e inca fueron sociedades urbanas que tuvieron una organización económica, políticas social del mismo tipo que las sociedades .urbanas que existieron en el Cercano Oriente desde el 3000 a. C. Los americanos también desarrollaron sistemas de escritura y de numeración; la religión fue la manifestación espiritual más importante y regía la mayor parte de los actos de la vida cotidiana de la población; y el arte alcanzó una elaborada complejidad.
Los Incas, sus orígenes, su evolución y la conquista española

Los Pucarás de Tilcara en la provincia de Jujuy (Argentina), fueron construidos de piedras y tenían una función militar, formaban parte de la red del Camino del Inca en territorios calchaquí y diaguitas. La red del Camino del Inca abarcaba unos 40.000 km. de largo. A través de él se logró unir a mas de cien poblaciones difundiendo sus creencias, religión y lengua (quechua)
Los Incas:  Machu Pichu y el Cuzco: El Cuzco ocupa un valle situado a 3.400 metros sobre el nivel del mar.  Se atribuye al Inca Pachacutti (1438-1471) la reconstrucción del Cuzco como una ciudad monumental En ella se instalaron grandes almacenes de granos, barrios, un complejo sistema de riego y depósitos de todo tipo.  Los templos y los pucarás  (construcciones militares) ocuparon un lugar preponderante en la ciudad. La construcción de Machu Pichu fue un claro ejemplo de ello. Fue construida en el Cuzco a alturas casi inaccesibles, con fines religiosos y militares. 
Según la leyenda fueron cuatro hermanos los fundadores de la familia Inca. A Manco Capac considerado como héroe y un dios, fue el fundador del Cuzco, la ciudad capital del imperio Inca. A partir de Manco Capac se le sucedieron 13 incas en el gobierno, el último fue Atahualpa quien reinaba cuando llegaron los españoles. 
Los incas constituyeron un poderoso imperio que logró la expansión territorial en la época en que Colón iniciaba su viaje hacia lo desconocido. Abarcó desde las sierras  de la actual Colombia hasta el norte de Chile y de la Argentina, y desde la costa del océano Pacífico hasta el este de los bosques del río Amazonas. Los incas eran un pueblo originario de las sierras y desde allí dominaron, mediante la guerra de conquista, a los pueblos de las otras zonas. Establecieron la capital de su imperio en la ciudad de Cuzco, a la que consideraban el centro del universo. El imperio, que ellos llamaban Tahuantinsuyo -que quiere decir las cuatro partes del mundo-, estaba dividido en cuatro regiones, las que, a su vez, se subdividían en provincias. Al frente del imperio estaba el Inca, y las zonas conquistadas estaban dirigidas por los curacas o gobernadores de provincia. 
Organización económica y grupos sociales
La agricultura fue la base de la economía del imperio incaico.  La producción era muy variada y los cultivos más importantes eran el maíz y la papa.  Los incas aplicaron diferentes técnicas agrícolas que mejoraron el rendimiento de los cultivos.  En la zona árida de la costa usaron el guano -excremento de aves marinas- como fertilizante de las tierras y construyeron canales de riego.  En el interior, sobre las laderas de las sierras, cultivaban en terrazas.  Además, el dominio de pueblos que habitaban diferentes zonas les permitió obtener, mediante el pago de tributos, productos que no había en su propio hábitat. En la sociedad incaica se podían diferenciar varios grupos sociales.
La nobleza real incaica estaba formada por los sacerdotes, los guerreros y los funcionarios. Controlaban el Estado y vivían de los tributos que entregaban los campesinos.  A este grupo social pertenecía el Inca. Los curacas, o nobles de provincia, eran los nobles que gobernaban a los campesinos organizados en comunidades (ayllus).  Su instrucción se realizaba en el Cuzco.  Eran los responsables de recibir los tributos de los ayllus, que luego entregaban al Estado incaico. 
El ayilu era la comunidad de campesinos unidos por vínculos familiares, que tenían antepasados en común y habitaban un mismo territorio.  El Estado entregaba tierras a cada comunidad para su subsistencia.  Anualmente, un funcionario local asignaba parcelas a cada familia según el número de sus componentes.  Pero los campesinos no eran propietarios de las tierras y estas parcelas eran trabajadas colectivamente por todos los miembros de la comunidad.  El ayllu debía entregar fuertes tributos en productos y en trabajo al Estado y a los curacas. 
En las laderas de la sierras, el cultivo en terrazas permitió un mejor aprovechamiento de la tierra fértil y facilitó el riego. Como técnica de labranza el palo cavador y una maza de cabeza de piedra, no conocían la rueda. 
La cría de llamas y de alpacas fue una actividad importante en la economía incaica. De ella obtenían lanas, carne y se usaban como animales de trabajo. La llama aunque no soporta más de 45 Kg. de peso soporta las grandes alturas. 
Entre los incas las tierras se dividían en tres zonas: las tierras de las comunidades, cuya producción alimentaba a las familias campesinas, la del Inca que mantenían al Inca , a los sacerdotes y el ejército, y las del Sol, con las que se mantenía el culto a los dioses. Los campesinos debían obligatoriamente trabajar en todas. 
El Estado Incaico
 El Estado incaico fue teocrático porque el emperador, el Inca, era reconocido como el hijo del Sol, el dios más importante.  Un consejo de nobles y sacerdotes, llamados orejones y pertenecientes a la familia real, asesoraba al Inca en las tareas de gobierno. 
La gran expansión del imperio fue posible por la cuidada organización de la fuerza militar.  Para facilitar el desplazamiento de sus ejércitos, los incas construyeron una vasta red de caminos.  La existencia de tambos o postas a lo largo de esos caminos servía para el descanso de las tropas en campaña y para el recambio de animales y armas.
Todos los pueblos que pertenecían al imperio tenían la obligación de entregar al Estado una determinada cantidad de alguna materia prima o de productos manufacturados, según la producción característica de cada zona.  
Además, la población estaba obligada a realizar trabajos individuales en beneficio del Estado, los curacas o los sacerdotes.  Por esto, personas y productos recorrían también permanentemente el Camino del Inca.  La sociedad incaica funcionaba sobre la base de la reciprocidad y la redistribución. La reciprocidad era común entre las comunidades de campesinos de la región andina. Consistía en la práctica entre todos los miembros de una comunidad.  Por ejemplo, los habitantes de un ayllu se ayudaban entre sí a sembrar y a cosechar en las parcelas de subsistencia; y, en ocasión de un matrimonio, toda la comunidad ayudaba a levantar la casa de los recién casados.  Los incas incorporaron el principio de reciprocidad de los ayllus como una de las bases del funcionamiento económico y social de su imperio. La redistribución suponía el reconocimiento por parte de los campesinos de los diferentes niveles de autoridad que existían en la sociedad. 
Los ayllus entregaban los tributos a los curacas, y los bienes tributados se acumulaban en depósitos reales que estaban en aldeas, caminos y ciudades.  Allí eran contabilizados por funcionarios especializados que comunicaban a los administradores del Cuzco las cantidades de cada producto mediante el uso de quipus, contadores hechos con tiras de cuero en las que se realizaban nudos.  De este modo, el Inca conocía las cantidades de excedente y en qué regiones del imperio sobraban o faltaban determinados productos.  Cuando algunos pueblos del imperio no podían satisfacer sus necesidades básicas porque las regiones en las que vivían habían sido afectadas por malas cosechas u otras catástrofes, el Estado incaico redistribuía una parte de los alimentos, materias primas y productos manufacturados almacenados.  También utilizaba los bienes acumulados para costear los gastos de las constantes expediciones militares, y para premiar los servicios realizados por algunos funcionarios generalmente nobles.
Reciprocidad y Distribución: La sociedad incaica funcionaba sobre la base de la reciprocidad y la redistribución. La reciprocidad era común entre las comunidades de campesinos de la región andina. Consistía en la práctica entre todos los miembros de una comunidad.  Por ejemplo, los habitantes de un ayllu se ayudaban entre sí a sembrar y a cosechar en las parcelas de subsistencia; y, en ocasión de un matrimonio, toda la comunidad ayudaba a levantar la casa de los recién casados.  Los incas incorporaron el principio de reciprocidad de los ayllus como una de las bases del funcionamiento económico y social de su imperio.
La redistribución suponía el reconocimiento por parte de los campesinos de los diferentes niveles de autoridad que existían en la sociedad.  Los ayllus entregaban los tributos a los curacas, y los bienes tributados se acumulaban en depósitos reales que estaban en aldeas, caminos y ciudades.  Allí eran contabilizados por funcionarios especializados que comunicaban a los administradores del Cuzco las cantidades de cada producto mediante el uso de quipus, contadores hechos con tiras de cuero en las que se realizaban nudos.  De este modo, el Inca conocía las cantidades de excedente y en qué regiones del imperio sobraban o faltaban determinados productos.  Cuando algunos pueblos del imperio no podían satisfacer sus necesidades básicas porque las regiones en las que vivían habían sido afectadas por malas cosechas u otras catástrofes, el Estado incaico redistribuía una parte de los alimentos, materias primas y productos manufacturados almacenados.  También utilizaba los bienes acumulados para costear los gastos de las constantes expediciones militares, y para premiar los servicios realizados por algunos funcionarios generalmente nobles.
Los tributos de las comunidades campesinas dados al Estado eran de tres tipos:
1.     Trabajos colectivos en las tierras del Inca
2.     Trabajos individuales periódicos y rotativos a los que llamaban mita, con este sistema se construían puentes y caminos.
3.     Las comunidades debían entregar a los curacas alimentos, materia primas y productos manufacturados.
PRESAGIOS Y PROFECÍAS DE LA DERROTA INDÍGENA
Los incas creían en muchos dioses. El dios Viracocha era considerado el dios de la vida, del Sol y de la Luna. Todos los demás dioses estaban subordinados a él. Al Sol se le atribuía los beneficios que hacía prosperar la agricultura.
  La llegada de los europeos a América fue anticipada por presagios y profecías de origen azteca e inca.  De los aztecas han llegado hasta nosotros fragmentos escritos.  En el caso de los incas, que no tenían escritura, las noticias provienen de la tradición oral indígena y de los testimonios que dejaron los cronistas de la época. 
Los presagios aztecas anunciaban que el retorno del dios Quetzalcoátl (imagen izq.) se produciría al final del reinado de Moctezuma y lo haría bajo la forma de un hombre blanco.  Antes de su llegada -afirmaban- ocurrirían una serie de fenómenos naturales y catástrofes.  Los testimonios así lo enunciaban:
"De aquí a muy pocos años nuestras ciudades serán destruidas y asoladas, nosotros y nuestros hijos muertos..."
Y prevenían al emperador:
"perderéis todas las guerras que comiences y otros hombres con las armas se harán dueños de estas tierras..."
Las profecías comenzaron a cumplirse a los tres años de la ascensión de Moctezuma al trono.  En 1510 se sucedieron un eclipse de Sol y la aparición de un cometa.  Al poco tiempo Hernán Cortés desembarcó en las costas de México... y no pasó mucho tiempo hasta que los indígenas tomaron conciencia de que no era precisamente el dios que aguardaban.
En el imperio de los incas la llegada de los españoles también fue precedida por presagios y profecías.  Se anunciaban fenómenos naturales: rayos, cometas y cambios en el color del Sol y la Luna.  El cronista Garcilaso de la Vega cuenta al respecto:
"Hubo grandes terremotos y temblores de tierra (a poco de arribar los españoles) que, aunque en el Perú son frecuentes, notaron que los temblores eran mayores que los ordinarios, y que caían muchos cerros altos."
Los incas esperaban también el retorno de un dios salvador, Viracocha.  Por ello cuando tuvieron noticias de la llegada de Pizarro, muchos creyeron que era la esperada divinidad:
"Quién puede ser sino Viracocha... era de barba negra y otros que lo acompañaban de barbas negras y bermejas".
Pero los españoles pronto disiparon la ilusión de los incas, según lo afirmaba un cronista de origen indígena:
"Pensábamos que era gente grata y enviados de Viracocha, pero paréceme que ha salido al revés, hermanos, que estos que entraron a nuestras tierras no son hijos de dios sino del demonio."
Artes, ciencia y legado cultural:
Utilizaban eL adobe (ladrillo de arcilla secado al sol) o la piedra para sus construcciones, Las cuaLes carecían por Lo general de ventanas (La luz entraba por pequeños nichos y por Las puertas abiertas en Los muros). EL ajuste de las piedras resultaba tan perfecto, que entre una y otra no quedaban separaciones. Conociero
n el falso arco, pero lo aplicaron sólo en bóvedas pequeñas.
EL carácter de La arquitectura estaba dado por: fortalezas militares o pucarás (puntos estratégicos en Lo alto de las serranías como Machu-Picchu), edificios religiosos (como eL templo del Sol en Cuzco, en parte revestido con oro), palacios y arquitectura funeraria (que variaba, desde el simple pozo hecho en La habitación del muerto a las chupas, de forma piramidal). También hicieron caminos, salvando los desniveles del terreno con escalinatas.
Existían dos caminos públicos que unían Cuzco con Quito con tampus, edificios que se elevaban de tanto en tanto destinados a servir como posadas. En cuanto a la cerámica, el elemento típico fue el aribalo (imagen derecha: vasos de cuello estrecho y Largo, con dos asas en los costados y dibujos geométricos), que utilizaban para almacenar agua. Trabajaron La madera y conocieron la técnica del laboreo de los metales, cincelando la plata, el oro y el cobre, al que agregaban estaño para obtener bronce.
Tuvieron un desarrollo textil importante. Utilizaron Lana de vicuña y algodón. Fueron amantes de la música y sus instrumentos eran tambores y caracolas marinas. (imagen izq. quipus)
El calendario inca o año solar, constaba de doce meses de treinta días cada uno, más cinco días finales. Cada mes tenía su nombre y se dividía en semanas. El año empezaba eL 22 de junio. También tuvieron el año Lunar, que era de 354 días y se hacía corresponder con eL solar, añadiéndole once días repartidos entre los meses. La lengua propia era el quechua o quichua.
No tuvieron escritura, pero sí un sistema para recordar ciertos hechos: Los quipus (cuerda eje de La que colgaban otras de distintos colores; en cada cuerda se hacia un nudo, cuyo significado dependía de la ubicación). Los quipucamayos eran los únicos que descifraban los quipus. Un servicio útil relacionado con los caminos era eL de Los chasquis o correos, que tenían por objeto Llevar las órdenes del Inca a través del Imperio.
                      LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS ESPAÑOLES
Los primeros asentamientos españoles se ubicaron en las islas Antillas.  Desde la ciudad de Santo Domingo en la isla que Cristóbal Colón llamó La Española -actual territorio de Santo Domingo y Haití-, se organizaron la primera recolección de oro americano y la conquista de las islas adyacentes y del continente.
Entre 1492 y 1520, los españoles no obtuvieron de los territorios conquistados las riquezas esperadas -especias y grandes cantidades de oro sino sólo perlas, algo de azúcar y una escasa cantidad de oro.  Pero el oro que los españoles encontraron en las Antillas era de aluvión: pepitas arrastradas por los cursos de los ríos desde algún yacimiento superficial y poco abundante.  Los aborígenes fueron obligados a recolectar el metal precioso.  Los indígenas antillanos no opusieron resistencia armada a los conquistadores, pero en pocos años casi todos ellos desaparecieron.  Un gran número de estos indígenas murieron a causa de las enfermedades transmitidas por los europeos.  Además, la dominación a que se los sometió, provocó en muchos de ellos el deseo de no tener hijos, con lo que disminuyó drásticamente el índice de natalidad.
A partir de 1510, La Española perdió importancia y Santiago de Cuba se transformó en el centro de las operaciones coloniales españolas.  Desde allí, en febrero de 1519, partió Hernán Cortés, al mando de 11 naves y 600 hombres, con destino a la tierra firme del continente, a la búsqueda de las fabulosas riquezas en oro mencionadas por los indígenas. 
       LA CONQUISTA DEL PERÚ      
Francisco pizarro

Desde su asentamiento en Panamá los españoles comenzaron al explorar la costa del Pacífico hacia el sur.  El hallazgo de piezas de oro los animó a emprender nuevas expediciones.
En noviembre de 1532, Francisco Pizarro, con 200 hombres, llegó a Cajamarca, donde acampaban 30.000 incas al mando del emperador Atahualpa. Pizarro pensaba aprovechar a su favor la división interna entre los incas, enfrentados en una guerra civil en la que dos hermanos descendientes del Inca -Atahualpa y Huascar- se disputaban el trono.
A pesar de la inferioridad numérica, Pizarro convenció al jefe inca para parlamentar y lo tomó prisionero.  Al ver a su soberano cautivo, muchos soldados se dejaron matar sin defenderse.  La orden de Atahualpa de matar a Huascar, que dominaba el sur del imperio, facilitó la alianza entre grupos incas y los españoles.  Finalmente, en noviembre de 1532, Pizarro entró al Cuzco, capital del imperio, y reconoció como emperador a un miembro de la nobleza inca.  De este modo, Pizarro obtuvo el apoyo de un sector de la sociedad conquistada.
En el Perú, la capital española no se superpuso -como en México- a la indígena.  En 1535 Pizarro fundó Lima, la Ciudad de los Reyes.  La ciudad fue establecida cerca de la costa para asegurar las comunicaciones con las otras tierras de españoles, situadas sobre el Pacífico, y también por temor a instalarse en una región tan aislada como la del Cuzco.  Las grandes cantidades de oro y de plata que los españoles obtuvieron en el Perú hicieron de esta región la más importante de todas las conquistadas por España en América.
Las sublevaciones indígenas y las luchas entre los mismos conquistadores, ávidos de enriquecerse rápidamente -y que le costaron la vida al propio Pizarro-, obligaron la intervención de la corona, que en 1544 creó el Virreinato del Perú.
EL IMPACTO DE LA CONQUISTA
La invasión europea produjo un tremendo impacto entre los pueblos que habitaban América.  Para estas sociedades que habían vivido aisladas del resto del mundo, los europeos representaban algo totalmente desconocido.  Toda su vida cambió a partir de la conquista.  Su organización económica, social y política, sus creencias religiosas, su visión del mundo y las costumbres de su vida cotidiana, se derrumbaron. 
La desestructuración de la economía
La conquista española alteró el funcionamiento y la organización de las economías indígenas.

En el Perú, por ejemplo, el triunfo español alteró el sistema basado en la reciprocidad y la redistribución.  Los conquistadores ocuparon el lugar del Inca en la jerarquía social.  Las comunidades continuaron obligadas a entregar tributos y los curacas fueron mantenidos como los funcionarios encargados de controlar el cumplimiento de la obligación y el almacenamiento de los productos.  Pero los españoles quebraron el principio de la redistribución: el excedente que los curacas entregaban a los conquistadores no volvía a las comunidades.  Además, con la introducción de la moneda y el mercado, los españoles destruyeron el principio de la reciprocidad: los indígenas dejaron de intercambiar productos entre comunidades de acuerdo con lo que cada una producía y se vieron obligados a comprar y vender.
La destrucción de las religiones indígenas :
Cuando los españoles llegaron a México, se encontraron con una civilización que tenía una religión muy diferente de la cristiana.  Lo que más impactó a los conquistadores fue la poderosa religión estatal que rendía culto a las principales divinidades indígenas a través de sacrificios humanos que eran acompañados de diversos ritos.  De acuerdo con su mentalidad de hombres europeos de¡ siglo XVI, la entendieron como una religión demoníaca -que rendía culto al demonio y a las fuerzas del mal- y se propusieron su completa destrucción.
Los conquistadores y los misioneros -sacerdotes y religiosos que llegaban a América con la misión de evangelizar, es decir, de enseñar a los indígenas los principios de la que consideraban la verdadera fe: la religión cristiana- se propusieron extirpar la idolatría (porque los europeos llamaron ídolos ii los dioses de los aborígenes).  La muerte de los emperadores azteca e inca contribuyó a que esas sociedades perdieran confianza en sus dioses: con la muerte de Moctezuma o de Atahualpa, no sólo desaparecían los jefes del Estado sino también los hijos del Sol, su protector.  Otra forma en que los españoles se propusieron reemplazar las creencias tradicionales indígenas, fue la edificación de iglesias en los lugares en los que antes habían existido templos o centros de culto. 

Durante los primeros tiempos y terminada la etapa de la resistencia armada, los misioneros fueron optimistas porque los indígenas parecían aceptar
a la nueva religión y recibían en masa los sacramentos del bautismo y del matrimonio.  Sin embargo, al poco tiempo comenzaron a advertir que la aceptación del cristianismo era sólo superficial ya que, a escondidas de los españoles, continuaban realizando los ritos de su culto tradicional. 
Las causas de la derrota
Un proceso tan complejo como la conquista de un continente no puede explicarse por un solo factor.  Si tenemos en cuenta que un pequeño número de europeos lograron dominar en muy poco tiempo a comunidades muy numerosas y que habían alcanzado un elevado nivel de organización social, ¿Como explicar que los 200 hombres de la expedición de Cortés conquistaran tina región habitada por más de 10 millones de personas?  Sin duda influyeron factores técnicos como la superioridad de las armas de fuego, y el terror que producían las explosiones de pólvora y los caballos.  Otros factores serían de tipo religioso, como las leyendas que hablaban de la llegada de enviados de los dioses.
Pero tal vez haya que prestarle particular atención a un elemento de tipo político: la organización imperial y militarista de los aztecas e incas.  Si bien esto puede aparecer como un símbolo de fortaleza, también lo es de debilidad.
Muchos de los pueblos dominados por los aztecas y los incas colaboraron con los europeos convencidos de que ése era el medio para liberarse de quienes les exigían pesados tributos.  Además, la organización imperial muy centralizada de los incas, por ejemplo, facilitó el triunfo de los españoles. Éstos atacaron directamente la cabeza del imperio -el Inca y el Cuzco- y frente a la derrota de ésta, el poderío inca sucumbió.  Los españoles aprovecharon la situación y mantuvieron parte de la estructura de dominio impuesta por los incas, pero se ubicaron ellos a la cabeza de esa estructura. 
El derrumbe demográfico

  Antes de la llegada de los europeos, la población americana no estaba distribuida de manera uniforme por el continente.  Las zonas más densamente pobladas eran las de las civilizaciones urbanas de Mesoamérica y la región andina.  En esas dos zonas, la población aumentaba a medida que mejoraban las técnicas de cultivo y crecí-,in el intercambio y los centros urbanos.  La conquista interrumpió bruscamente esta tendencia y diezmó la población indígena.
El derrumbe demográfico se produjo por un conjunto de factores que actuaron de manera simultánea: las muertes provocadas por la violencia de los conquistadores; la desorganización de la vida económica, que hizo disminuir la producción de alimentos, provocando hombrunas; la explotación del trabajo indígena en las minas; la desorganización de la vida familiar tradicional; los efectos devastadores de las epidemias de enfermedades infecciosas como la viruela, frente a las que los indígenas no tenían desarrolladas defensas orgánicas.  También influyeron factores de tipo psicológico, como la pérdida del deseo de vivir en un mundo que se derrumbaba, donde todo lo conocido iba desapareciendo.
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los indígenas que sobrevivieron la conquista se transformaron -en su mayoría- en campesinos.  Algunas comunidades o individuos llegaron a competir con los europeos por los beneficios producidos por la economía colonial americana.
DIFERENTES VISIONES DE LA CONQUISTA: 
La visión de los conquistadores
La conquista del Nuevo Mundo fue impulsada por instituciones como los Estados monárquicos, la Iglesia Católica y las grandes compañías comerciales.  Pero la importancia de estas instituciones no debe hacernos olvidar que los protagonistas de este proceso histórico fueron los conquistadores, hombres reales, de carne y hueso. ¿Quiénes fueron estas personas? ¿Qué motivos los impulsaron a cruzar el océano, pese a los riesgos que la empresa suponía? ¿Cuál fue la visión que estos hombres tuvieron al tomar Contacto con una realidad geográfica y humana tan diferente de la propia?
Los conquistadores eran hombres con poca o ninguna fortuna en tierras o en dinero, aunque algunos de ellos eran de origen noble.  Llegaron a América esperando lograr en el Nuevo Mundo los objetivos que en Europa les resultaban inaccesibles.  Estos objetivos eran la riqueza, el prestigio social y su contribución a la misión cristiana de evangelizar a los indígenas americanos.
Sobre todo en los primeros años de la conquista, los conquistadores imaginaban que iban a alcanzar sus utopías sin conflicto.  Esperaban que las riquezas fueran la base de una posición de reconocimiento social en tierras americanas; y que, al regresar a España, la fortuna y el prestigio social recién adquiridos estuvieran legitimados por su servicio prestado a la expansión del cristianismo.  Sin embargo, en la práctica, la mayoría de los conquistadores no realizó sus utopías.
Los conquistadores se fueron diferenciando entre sí.  Rápidamente, entre ellos se establecieron diferencias de jerarquía y autoridad: los que actuaban en México y en Perú obtenían mayores recursos económicos que los que actuaban en las islas del Caribe.  Pero, en el continente, sólo un reducido grupo de hombres relacionados directamente con los jefes de las expediciones (sucesivamente, Colón, Velázquez, Cortés, Pizarro, Valdivia, por ejemplo) obtuvieron el título de encomenderos.  A los encomenderos se les confiaban porciones de población indígena y se les otorgaba el derecho de obtener de ella tributos, emplearla como mano de obra en sus empresas particulares (minería, plantaciones, talleres textiles, entre otras), y recibir el pago de sus jornales si trabajaban fuera de la encomienda.  Estos beneficios se otorgaban teóricamente a cambio de la obligación de evangelizar a los indígenas encomendados. Como resultado de esta diferenciación, muchos conquistadores vieron cerrado su acceso a los niveles superiores de riqueza y prestigio social.  Fueron frecuentes las intrigas políticas y los enfrentamientos armados entre grupos que se oponían a los conquistadores más poderosos. 
La visión de los vencidos
La conquista violenta significó para los indígenas un gran sufrimiento espiritual.  Su mundo y sus tradiciones se desmoronaron. Algunos historiadores denominaron a este impacto en la mentalidad de los pueblos americanos como el traumatismo de la conquista.
Para los vencidos, la derrota tuvo un carácter religioso y cósmico: se sintieron abandonados por sus dioses.  La caída de Tenochtitlán por ejemplo, no fue solo una derrota militar significaba también la caída del reino del Sol.  Los dioses habían muerto o eran débiles ante el avance de la nueva fe cristiana que imponen los conquistadores.
Las nuevas condiciones de existencia impuestas por los europeos provocaron la desvalorarización de los americanos.  El alcoholismo se difundió como una epidemia.  El desgano vital, producido por la falta de incentivos pira vivir en un mundo hostil, lleva muchos a un estado de autoabandonarse incluso a la disminución de la natalidad.
Para Nathan Wachtel -historiador francés contemporáneo-, "saqueos, masacres, incendios, es la experiencia del fin de un mando.  Pero se trata de un fin sangriento, de un mundo asesinado". 
       Que sabes de la aculturación ?   
Cuando dos culturas se ponen en contacto se establece entre ellas una serie de relaciones que modifican a ambas.  En el proceso de la conquista europea en América se relacionaron dos culturas que, hasta ese momento, se habían desarrollado por separado, sin que una tuviera noción de la existencia de la otra.
Frecuentemente las culturas que entran en contacto no se enfrentan en condiciones de igualdad.  En ocasiones, por circunstancias diversas, una cultura tiene la fuerza suficiente como para imponerse sobre la otra.  La conquista de América fue una historia de vencedores y vencidos.  Unos lograron imponer su dominio sobre los otros.  En la relación entre sus culturas ocurrió algo similar.  La cultura europea derrotó a la indígena.
El concepto de cultura se refiere a la forma en que los miembros de un grupo de personas piensan, creen y viven, la manera en que resuelven sus problemas, sus manifestaciones artísticas y su vida espiritual, las normas y acuerdos que establecen.  Por esto, cuando se produce un choque entre culturas, se enfrentan todos los aspectos de la vida social de los pueblos en lucha.
En las ciencias sociales        como la antropología y la historia, por ejemplo
se utiliza el término aculturación para explicar procesos como el de la conquista de América, en el cual una cultura se modificó por el contacto violento con otra, y en ese proceso de modificación perdió los rasgos más importantes que le eran propios.  En un proceso de aculturación, el pueblo vencido pierde su identidad cultura¡ tradicional e incorpora a su visión del mundo muchos elementos de la cultura de los vencedores.  El resultado final de este proceso es la imposición de los rasgos principales de la cultura vencedora a la cultura vencida.
          UNA INDÍGENA, PREMIO NOBEL DE LA PAZ:        
La indígena Rigoberto Menchú recibió el 1 0 de diciembre de 1992, en Suecia, el Premio Nóbel de la Paz por su ardua lucha por la defensa de los derechos indígenas y humanos en general, de su país y de¡ continente.
"Este Premio Nóbel lo interpreto primero como un homenaje a los pueblos indígenas sacrificados y desaparecidos por la aspiración de una vida más digna, justo, libre, de fraternidad y comprensión entre los humanos, A los que ya no están vivos para albergar la esperanza de un cambio de lo situación de pobreza y marginación de los indígenas, relegados y desamparados en Guatemala y en todo el continente americano,

"Reconforta esto creciente atención, aunque llegue 500 años más tarde, hacia el sufrimiento, la discriminación, lo opresión y explotación que nuestros pueblos han sufrido, pero que gracias a su propia cosmovisión y concepción de lo vida han logrado resistir y finalmente ver con perspectivos promisorias, cómo, de aquellas raíces que se quisieron erradicar germinan ahora con pujanza, esperanzas y representaciones paro el futuro.
'Implica también una manifestación del progresivo interés y comprensión internacional por los Derechos de los Pueblos Originarios, por el futuro de los más de 60 millones de indígenas que habitan nuestra América y su fragor de protesta por los 500 años de opresión que han soportado. Por el genocidio incomparable que han sufrido en todo esta época, del que otros países y las élites en América se han favorecido y aprovechado
"Libertad paro los indígenas dondequiera que estén en América y en el mundo, porque mientras vivan, vivirá un brillo de esperanza y un pensar original de la vida!

"Los manifestaciones de júbilo de los Organizaciones Indígenas de todo el continente y los congratulaciones mundiales recibidos por el otorgamiento del Premio Nobel de lo Paz, expresan claramente la trascendencia de esto decisión.  Es el reconocimiento de una deudo de Europa para con los pueblos indígenas americanos; es un llamado a la conciencia de la Humanidad para que se erradiquen los condiciones de marginación o las que los condenó el coloniaje y la explotación de los no indígenas, y es un clamor por la vida, la paz, la justicia, lo igualdad y hermandad entre los seres humanos."

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